Llega el verano y todos sabemos que la calor agobia en momentos muy críticos sobre todo a partir de las 12 de la mañana hasta las 5 de la tarde. Y para alibiar esa calor de ansiedad lo combatimos con un delicioso helado para refrescar nuestro cuerpo.
Cuando llega ese momento vamos a la heladería y nos ponemos a mirar el cartel de helados y vemos como siempre que cada año además de subir el precio, vemos que también ha salido unos cuantos helados nuevos y el que teníamos en la cabeza que tanto nos gusta ese precisamente no lo tienen.
Si vas con la familia y los niños es mas complicado tienes que tener mucha paciencia, vas cargado de todo la cesta que te has llevado a la playa, para que los manguis que hay volteando para ver que pueden robar. Osea que vas con tu flotador, colchoneta, maquina de fotos, los niños encima a y la sombrilla a cuestas y ves la heladería llena, pero al fondo ves una mesa libre y tu obsesión en ese momento es llegar como sea a esa mesa. Y cuando llegas que estas todo deseoso para beber te una cerveza bien fría y has dejado toda la equipación playera en el suelo, te sientas en la silla y notas un calorcito en tus partes bajas y en el trasero, que en ese momento te viene a la cabeza al que fabricado las sillas de plástico, a tu hijo que insiste en su maldito helado y tu suegra que empieza a acalorarse en el cliente de al lado del porque en su batido hay nata montada y en el suyo no. Y derrepente ves como tu mujer suelta :
- María ven para ca, que como vuelvas a quitarle el gorro a tu hermano te pego una torta que tu helado se lo damos de merienda a los peces .
Y tu tan ansioso por tener unas felices vacaciones de verano con tu familia en la playa, con las que compartir buenos momentos, pero en 10 minutos deseas volver a tu pueblo o ciudad enchufar el aire acondicionado y plantarte delante de la televisión agarrando una buena cerveza fría en la mano.
